
Históricamente se sitúa tras el Romanticismo del que toma algunas peculiaridades y rechaza otras. Wordsworth es la figura de mayor influjo en los escritores victorianos; la poesía de Byron mantiene una gran atracción y popularidad unida a las heroicas circunstancias de su muerte. Pero esta actitud benévola se tornará más tarde en desaprobación, por motivo de sus ideales revolucionarios y de su vida amorosa ciertamente irregular, en medio de una sociedad regida por la rectitud moral, la seriedad y el decoro. El radicalismo político y jactancioso ateísmo de Shelley también se mirarán con recelo, sin embargo, tanto su obra Queen Mab como la de Byron Don Juan y A Vision of Judgement serán acogidas con fervor y dejarán viva huella en la literatura victoriana. The Waverley Novels de Walter Scott fue otro de los éxitos devorados por el lector victoriano. No obstante, pese a la herencia romántica que reposa en la atmósfera victoriana, la esfera intelectual que prevalece durante esta era hunde sus raíces en el racionalismo del siglo anterior, entremezclado de individualismo y una tendencia a lo práctico, procedente de la filosofía utilitarista de Jeremy Bentham y John Stuart Mill...
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